Es necesario que las mujeres que tienen el privilegio de ser madres, comprendan que en la vida hay tiempos para realizar todo lo que está a su alcance.
Los tiempos cambiaron radicalmente. Es un escenario cotidiano que dentro de una familia ambos padres tengan que trabajar para sustentar los gastos del día a día. Es más que eso: es una prioridad por el aporte económico y también por el desarrollo profesional, pero cuando se trata de mujeres los datos son contundentes: Ocho de cada 10 madres (económicamente productivas) que acuden a terapia al Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI) se sienten culpables por no dedicarle más tiempo a sus hijos pequeños, y dejarlos al cuidado de otra persona.
Por un lado las mujeres no pueden ni quieren (y ni es recomendable) renunciar a su vida profesional o laboral, pero por otro lado desean estar más tiempo con sus hijos. ¿Qué hacer entonces? Es necesario que las mujeres que tienen el privilegio de ser madres, comprendan que en la vida hay tiempos para realizar todo lo que está a su alcance. Pero por las etapas del desarrollo psicológico infantil sabemos que los primeros cinco años de vida son fundamentales. De ahí se construirá la personalidad que regirá al ser humano el resto de su vida. En esta etapa, las madres deberían estar más presentes, sino con mucho tiempo, sí con calidad: la idea es que estén concentradas en sus tareas de ser madres en esos tiempos. Después de ese lapso los niños se vuelven más autónomos y es el momento para que las madres emprendan una rutina laboral más intensa.
Las relaciones basadas en la culpa entre madres e hijos pueden generar problemas emocionales como:
Síndrome el niño emperador o niños que se vuelven pequeños dictadores en su hogar.
Anteponen el berrinche ante cualquier negativa de sus padres. Esta conducta acarreará muchas frustraciones a los menores que lo padecen
Conflictos de autoridad.
Los niños mayores de 10 años comienzan a retar a sus madres y profesores: se pueden volver ingobernables.
Hostilidad e introversión.
Pueden convertirse en niños y adolescentes que desarrollan conductas violentas hacia sí mismos y hacia sus compañeros de clases. Pueden además desarrollar cuadros depresivos que los convierten en personas introvertidas.
Algunas recomendaciones:
· Es importante que las madres cuenten con una red de apoyo, aquí se incluyen abuelos, familiares, nanas, etcétera, con quien se asegure que los niños estarán “en buenas manos”. Esto dará tranquilidad a la madre trabajadora, ya que tendrá la certeza de que sus pequeños están bien atendidos y cuidados.
· Contar con un ambiente laboral sensible y empático con lo que necesitan las mamás y los pequeños, por ejemplo, alguna enfermedad, cita escolar, etc., que puede demandar que mamá esté fuera del centro de trabajo por algunas horas o incluso días: siempre hay la posibilidad de trabajar en casa.
· Reconocer los sentimientos negativos que pudieran sentir, a veces mamá podrá sentirse muy cansada, enojada, incluso con ganas de “soltar la toalla” respecto a la doble función de crianza y empleada o emprendedora.
Por: Dra. Claudia Sotelo Arias,
Directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia, CEEPI.