Las MiPyMEs desempeñan un papel fundamenta en la economía de nuestro país ya que son el mayor empleador y aportan el 52% del PIB del país. Algunas de las ventajas son el contacto directo con clientes, establecimiento de relaciones personales y alianzas contundentes.
Sin embargo, algunas dificultades a las que se enfrentan son la capacidad financiera, el ganar mercado, y problemas para acceder a la tecnología o a herramientas que agilicen los procesos. El 65% de las micro y pequeñas empresas desaparecen antes de cumplir 5 años, y en promedio, su esperanza de vida es tan solo de 8 años, principalmente por no contar con una estructura organizacional clara y carecer de financiamiento.
Por su parte, la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medinas Empresas (ENAPROCE) elaborada en conjunto con el INEGI, señala la distribución del personal que ocupa un lugar en las empresas MiPyMEs según el nivel de escolaridad por tamaño de empresa, se registran menos del 19% de los empleados tienen un nivel de educación superior, el 29% tiene un nivel de educación Media Superior, el 49% Educación Básica y el 3% sin escolaridad.
Ante esto, es importante hacer hincapié en que la capacitación de los colaboradores debe ser primordial para las empresas, ya que contribuye a garantizar eficiencia y productividad, atrayendo a las MiPyMEs diversos beneficios y oportunidades. La formación continua es un catalizador que deben desarrollar estas empresas que requieren enfocarse en objetivos, estrategias y mejorar las competencias del personal, reforzando misión y visión.
La capacitación continua es un aliado para lograr estabilidad, alcanzar estándares de calidad que permita incrementar la competitividad y fortalecerse en el mercado.
Por: Alejandra Cervantes
Reportera