“Además de su importancia nutricional, el cobre provee beneficios adicionales.”
El rol del cobre en la salud humana va mucho más allá del control de la proliferación de virus y bacterias en superficies de contacto. El cobre, mejor conocido como mineral rojo, es un micro-nutriente requerido por el organismo que contribuye a tener una dieta balanceada en el cuerpo humano. Bajos niveles de cobre pueden, a largo plazo, precipitar un sinnúmero de condiciones inflamatorias y degenerativas, incluyendo osteoporosis y enfermedades cardiovasculares.
El Consumo
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que el límite inferior del rango aceptable de ingesta oral diaria para el cobre es de 20 mg/kg de peso corporal para un adulto y cerca de 50 mg/kg de peso corporal para lactantes. Para un adulto saludable normal (que pesa entre 50 y 70 kg), esto equivale a 1.0 a 1.4 mg/día. Estudios en China, EEUU y Europa revelan que muchos adultos no reciben cantidades óptimas de cobre. Los cálculos basados en encuestas a dietas individuales indican que más del 30% de las dietas proveen menos de 1.0 mg de cobre al día –cantidad que a menudo se considera como el umbral mínimo de cobre que el organismo requiere. Balancear la ingesta de hierro, zinc y cobre es importante, sin embargo el exceso de ingesta de cada uno de los minerales puede desestabilizar la habilidad del cuerpo para absorber o procesar a los otros dos. Debido a que el cuerpo por sí solo no puede producir cobre, es necesario comer alimentos con alto contenido de cobre para ayudar al cuerpo a obtener las cantidades que necesita.
Por: Patricia Mendoza
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