Una falta de diseño en la política pública para micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes) ha generado que este tipo de negocio no termine de despegar, debido a que no se impulsa su productividad y competitividad. Así lo señala la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que especifica que entre 2001 y 2019 existió una política pública genérica, que no detalló las diferencias entre los distintos tamaños de la empresa y sectores, generando que las acciones sean insuficientes.
El informe de la ASF destacó que la productividad de las Pymes entre 2005 y 2019 prácticamente no creció, solo se registró 0.2 puntos porcentuales, al pasar de -0.1% a 0.1%, es decir la productividad no registró cambios significativos. Durante el período de 2009 al 2019, el ranking de competitividad internacional del Banco Mundial, que mide la facilidad para hacer negocios en un país, sólo registró un aumento al pasar de la posición 55 a la 54.
La ASF señaló que el crecimiento de las Pymes se concentró en los sectores tradicionales de la economía, en donde se genera poco valor agregado y la industria fue el sector con menos dinamismo en la generación de valor agregado, al reducir 11.9 puntos porcentuales su participación. En materia de empleo, 40% del personal ocupado no es remunerado, y se concentra en las microempresas, bajo la forma de autoempleos. Asimismo, dos de cada tres microempresas son informales. Además, cerca de la mitad de las empresas no se interesó por un crédito bancario, por lo que las cajas de ahorro y los proveedores se convirtieron en la segunda opción de financiamiento.
Por: María Vallejo
Reportera