México 2024, un nuevo comienzo

Sin duda alguna, el evento más importante que muy pronto viviremos en México y que marcará un nuevo comienzo, y por lo tanto un nuevo rumbo para nuestro país; son las elecciones presidenciales programadas para el mes de junio.

 Este ejercicio democrático que se desarrolla cada seis años genera una serie de expectativas y especulaciones acerca de lo que nos pueda deparar el futuro a corto plazo en diversas áreas de interés de acuerdo a nuestras propias necesidades e intereses personales, profesionales y laborales. Pero… aquí es en donde cabe una sencilla pregunta: ¿De qué manera nos afecta o nos beneficia quién gane una elección presidencial?

La respuesta puede ser de mil maneras distintas que seguramente estará dada en función de nuestras creencias, simpatías, intereses o desencantos. Cada uno de nosotros tendrá su propia respuesta, sin embargo, y al margen de la respuesta que cada quién pueda dar a la pregunta planteada, esto nos lleva a un lugar más profundo para el análisis y la reflexión.

Es muy frecuente escuchar opiniones positivas o negativas de tal o cual aspirante va a dirigir el país de acuerdo al partido político o colores que representen, sin embargo, lo que sí es un hecho innegable es que las expectativas de cambio para mejorar la situación actual generalmente son elevadas porque creemos que, quien sea el elegido o elegida para dirigir la administración del país llegará a modificar un montón de cosas y situaciones como por arte de magia. Infortunadamente hay frases que los actores políticos han repetido y desgastado administración tras administración, y que con el paso del tiempo han perdido valor y credibilidad. “Cero corrupción…”, “con todo el peso de la ley…”, “caiga quien caiga…”, “hasta las últimas consecuencias… “ ¿le suenan familiares?

Desde que tengo uso de razón las he escuchado una y otra vez por los distintos gobiernos en turno y sigo sin ver avances, lo cual se convierte en el pretexto perfecto para responsabilizar a alguien por todo lo que pasa o mejor dicho por todo lo que “no pasa” y es justo en este punto en donde me doy cuenta que el problema de lo que “no pasa” no viene de afuera sino de adentro.

¿Adentro de dónde? Adentro de nosotros mismos que como ciudadanos de este país nos hemos colocado en la posición más cómoda e irresponsable que nos facilita hacer lo que se nos da la gana. Todo esto se debe a que el estado de derecho que se ejerce se ha vuelto indiferente a las consecuencias que se generan a largo plazo. Muestra de ello es la actual crisis de inseguridad que estamos atravesando.

 Se nos hace más fácil responsabilizar al gobierno, al vecino, al de enfrente, al maestro o al policía de todo lo que no funciona en nuestro sistema social, sin embargo alguna vez se ha usted preguntado ¿por qué las cosas no funcionan como nosotros quisiéramos o como a nosotros nos gustaría que funcionaran?

La respuesta es relativamente sencilla: Por comodidad, irresponsabilidad, indiferencia y por la falta de respeto hacia los demás. La crisis que estamos viviendo por la falta de valores y de cultura cívica la hemos provocado nosotros mismos como ciudadanos indiferentes a nuestro entorno, a nuestras responsabilidades, al medio ambiente e indiferentes al respeto por la ley y por los demás.

Por: Mtro. Alejandro Mancera R

Por: Mtro. Alejandro Mancera R

Director del Gpo. Especializado de Consultores Canaco

ARTÍCULOS RELACIONADOS

El Big Data, sin duda alguna, se ha convertido en una constancia día a...
Entre los posibles riesgos, la seguridad de la información es el más peligroso y...
Negocios como hoteles, restaurantes, bares, centros de entretenimiento como cines, tiendas de mochilas y...