63% de las empresas al mismo tiempo consideran prioritaria la implementación de soluciones virtuales para apoyar el trabajo a distancia.
Los líderes de empresas e instituciones tienen en las manos el reto de diseñar el futuro a corto y mediano plazo con el desconocimiento de cuándo y cómo terminará la pandemia causada por coronavirus. Pero más que enfrascarse en predicciones basadas en la incertidumbre, se requiere planificar con base en las perspectivas de salud, económicas y sociales.
En medio de todas las alternativas se encuentra la modalidad del llamado trabajo a distancia o remoto que ha hecho posible, a un sinfín de organizaciones, salir adelante sin detener cierto rango de operaciones.
En abril pasado, cuando el confinamiento apenas tenía un mes de haberse implementado en México, una encuesta de PwC encontró que 55% de los directivos financieros de las empresas se mantenían escépticos sobre la productividad de sus colaboradores fuera de la oficina, pero una actualización del estudio que data de junio redujo esa cifra a 17%: se había constatado, con alivio, que el rendimiento no solo no había disminuido, sino que incluso aumentó en algunos casos.
Estos resultados contrastan con los de la encuesta “Covid-19: impacto en los negocios y en los beneficios”, realizada a 649 empresas latinoamericanas por la firma consultora Willis Towers Watson. En este caso, mientras que al inicio de la crisis 40% de las empresas consideraban que el modelo de home office tenía un impacto positivo en la productividad, para junio solo 18% mantenían esa opinión.
En concordancia con esta percepción, 80% de las empresas respondieron que desarrollan protocolos para el retorno al lugar de trabajo en cuanto terminen las restricciones. Como no hay certeza de cuándo ocurrirá esa transición, 63% de las empresas al mismo tiempo consideran prioritaria la implementación de soluciones virtuales para apoyar el trabajo a distancia.
La perspectiva es distinta cuando quienes responden son los trabajadores. La encuesta “Nueva normalidad, nuevas formas de trabajo”, de PcW encontró que la mayoría de los trabajadores (58%) considera que su productividad aumentó al trabajar de manera remota.
Además, apoyan la idea de continuar con esa modalidad, pero con horarios flexibles, mejores recursos y equipos, así como estrategias para lidiar con las cargas de trabajo. A su vez, el Institute for Business Value de IBM tuvo un hallazgo similar: 52% de las personas quisieran seguir trabajando desde casa, 28% esperarían hacerlo de manera híbrida y solo 11% añora volver a la oficina de tiempo completo.
Entre los factores que podrían contribuir a los altibajos de productividad en el trabajo a distancia destaca el desgaste emocional producido por meses de confinamiento, no siempre en circunstancias óptimas. Otro es el hecho de que no todas las empresas ofrecen subsidios para los gastos que implica trabajar desde casa.
Para atender estos factores, los profesionales de gestión del talento han reconocido como temas prioritarios la flexibilidad de horarios, la promoción del bienestar físico y mental de las personas, la redefinición del concepto “riesgo laboral” y el otorgamiento de nuevas prestaciones.
Mención aparte merece el desarrollo de habilidades de inteligencia emocional para los líderes, pues saber cómo interactuar con un colaborador y sus circunstancias particulares tienen una importancia capital para lograr la fluida colaboración digital necesaria para cumplir las metas de una organización.
“Más allá de los altibajos que pueda haber en la productividad en estos meses, el home office llegó para quedarse y los líderes de hoy deben poner en marcha todo aquello que mejore las condiciones de trabajo de sus colaboradores para que haya, en consecuencia, una repercusión positiva en sus resultados de negocio”, concluye Mauricio Reynoso, Director General de Amedirh.
Por: Beatriz Canales
Directora Editorial