
Es del dominio público que, si una estrategia no es entendida y asumida por los diferentes actores, difícilmente ésta podrá ser llevada a la práctica de forma exitosa.
En toda empresa que se precie de serlo, es frecuente que a la entrada se pueda observar, ya sea de forma modesta, elaborada o sofisticada, un cuadro con la misión, visión y a veces hasta los valores de la organización.
Y eso no tiene nada de malo, por el contrario, me parece bueno contar con una declaración de la identidad de la empresa. Salvo por el hecho de que, en buena medida, estos carteles no son reflejo de lo que la organización realmente es en lo cotidiano.
¿Sabes a qué se dedica tú empresa?
Tal pareciera que el polvo y una que otra telaraña, son quienes conviven con esas declaraciones, lo que es francamente lamentable, pues como ya he publicado en otras ocasiones, es de fundamental importancia que las personas sepan a qué se dedica su empresa, cuál es su estrategia o cuáles son sus objetivos. Desafortunadamente cuando se le pregunta, no solo a los operadores o a los supervisores, sino a un gerente, o peor aún, a un directivo acerca de estos temas, la mayoría ofrece respuestas ambiguas o simplemente equivocadas.
Las empresas que tienen un éxito continuo, que crecen de forma ordenada y poseen una existencia sustentable, son las que hacen que todos los participes tengan claridad de para dónde van, de cuáles son sus metas y de cuál es el plan general para alcanzar esas expectativas.
Pero en realidad esto no es un secreto para nadie, en realidad es del dominio público que, si una estrategia no es entendida y asumida por los diferentes actores, difícilmente ésta podrá ser llevada a la práctica de forma exitosa.
Existen organizaciones que se aseguran de que cada uno de los diferentes jefes conozca de forma precisa cuál es el papel que desempeñarán ellos mismos y, sobre todo, sus equipos de trabajo, pues en realidad son estos últimos los que cumplirán, o no, con las expectativas. Y es que pocos ejecutivos tienen claro que ese es su verdadero papel, entender primero qué se espera de ellos y después hacer lo necesario para que esto se alcance. En otras palabras, entienden que su papel es la gestión, lo que significa asegurarse de que los objetivos se alcancen, de que la estrategia se cumpla y, de forma más importante, de que esa es la única razón por la que existen los ejecutivos.
Resultados a través de terceros
Por otra parte, los mandos exitosos se percatan de que ellos difícilmente pueden, de forma directa, hacer que las cosas pasen, en realidad, un buen ejecutivo sabe que todo lo logra a través de terceros. Es decir, de otros; de sus propios jefes, de sus pares, de sus proveedores y más frecuente y efectivamente, de sus colaboradores directos.
Por: Juan Carlos Gómez Balderas, Director General de Organización Excell.